La magia de quererte
es tal, que se siente fuerte, muy fuerte…
con ansias locas salta de alegría, contagia
y convierte lo que toca en grande y eficiente.
La magia de gozarte
es tal, que parece casi que fulmina,
intensa, muy intensa… dentro, muy adentro,
llenando de arrebatos de pasión al alma loca que ilumina.
La magia de besarte
es tan plena, tan grande, tan serena,
que ignora hasta la indiferencia de tus ojos,
en el empeño de ocultar y refrenar
tus masculinas ansias que aparentan enojos.
La magia de tu alma me contagia,
me eleva más allá de las alturas,
me llena con tu imagen reposada,
haciendo más grande el sentimiento,
cuanto más apasionada y fuerte es tu mirada.
La magia que existe entre nosotros
es tan fuerte, profunda, atesorada…
es la armonía extraña que un alma enamorada
comprende sin entender, otorga sin conceder y acepta,
ante la ausencia de la razón y la evidencia amada.
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