Mis regalos del alma son tus besos alados,
tus sonrisas a medias, tus suspiros cansados,
un toque de tus manos, el roce de tus piernas,
un guiño de tus ojos que desata incoherencias.
Pensaré acaso ocurra en el tiempo presente
que mi ilusión alcance a contagiar el aire,
que te invite a tirar por la borda, inconsciente,
ésa, tu vida loca, que te acapara todo.
Soñaré que en tus brazos nos sorprende la aurora,
apasionada, alegre, como tu risa bronca,
dudaré que el mañana traiga nuevas promesas
que acallarán gemidos salidos de tu boca.
Y gritaré al silencio que persiste impaciente
que tus ojos me quieren, tu corazón es flama…
los vestigios que guardo del futuro inclemente
que destruirán tu imagen y tu figura ausente.
Me quedarán tan solo los febriles momentos,
los recuerdos que arrasan y aprisionan el alma,
minutos de tesoros regalados, ingratos…
hálitos que escapados vuelan en la distancia…
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